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Ascensión del Señor

Sabemos que el Evangelio de Jesucristo es uno solo, que nos ha llegado en cuatro versiones que la Iglesia reconoce como auténticas, y que conserva en el “canon” (= lo “reglamentario”) de las
Escrituras. Además, uno de los cuatro evangelistas, Lucas, complementó su Evangelio con una ‘crónica’ de la historia de la Iglesia primitiva desde Jerusalén hasta su llegada a Roma: El libro de
los Hechos de los Apóstoles. Esto ha hecho que tengamos cinco relatos del misterio que celebramos en la Solemnidad de la Ascensión:

  • “…Los once discípulos marcharon al monte que Jesús les había indicado…”, etc… (Mt. 28, 16-20).
  • “… estando a la mesa los once discípulos, se les apareció (…) Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios”. (Mc 16, 14… 19.).
  • “Aquel mismo día (el de la Resurrección) los sacó hasta cerca de Betania, y alzando sus manos los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él se volvieron a Jerusalén con gran gozo. Y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios”. (Lucas 24, 50-53).
  • (A orillas del mar de Tiberíades): Pesca ‘milagrosa’, triple confesión de Pedro, ‘enigma’ sobre el discípulo amado, que declara dar testimonio verdadero de lo que ha escrito, y agrega: “Hay otras muchas cosas que hizo Jesús (…) ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran” (Juan 21,25).
  • “Mientras estaba comiendo con ellos, en Jerusalén“(…) , fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos. Como ellos estuvieran mirando fijamente al cielo mientras él se iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: “Galileos, ¿por qué se quedan mirando al cielo? Este Jesús que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, volverá así tal como lo han visto marchar al cielo” (Hechos 1,9-11).

No sólo son cinco versiones distintas, sino que el propio Lucas, autor del evangelio que lleva su nombre y del libro de los Hechos, da indicaciones distintas sobre el tiempo y el espacio donde
habría ocurrido la Ascensión.

No cabe duda, por lo tanto, de que se nos presenta un ‘misterio’ salvífico, y no la crónica periodística de un acontecimiento empíricamente verificable. Por eso, deberíamos poner atención
especial a la oración que nos propone la carta a los Efesios (1, 17-23) en la segunda lectura de la mesa de la Palabra en esta solemnidad: Que el Padre de la gloria nos conceda un espíritu de
sabiduría y de revelación que nos permita (…) valorar la esperanza a la que hemos sido llamados…etc.

Por lo tanto, agradezcamos de corazón el poder que Dios manifestó en Cristo (…) elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación (…). Puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de Dios. Y confiemos: Él estará con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo.

P. José Manuel Arenas SJ.

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